Prada, Quique, la magdalena de Proust… y el taiwanés

«Longtemps, je me suis couché de bonne heure. Parfois, à peine ma bougie éteinte, mes yeux se fermaient si vite que je n’avais pas le temps de me dire: «Je m’endors.»»

Así empieza el primer volumen de À la recherce du temps perdu de Proust. Uno de los fragmentos más conocidos y nombrados de En busca del tiempo perdido tiene lugar en la primera de las obras, Por el camino de Swann, cuando el narrador rememora recuerdos de su infancia al comer una magdalena con una taza de té, ya que asocia el sabor, la textura y el aroma de la magdalena con ese mismo estímulo vivido años atrás, en la niñez. Con ello, una vulgar magdalena se ha convertido en el símbolo proustiano del poder evocador de los sentidos.

La obra de Proust ha sido con toda probabilidad la principal inspiradora de los experimentos psicanalíticos de memoria inducida llevados a cabo en la ciudad de Amsterdam a finales de 2006 por el Exc.mo Prof. Doc. Bombazo Prada, relatados en el cortometraje clínico titulado Cómete ese puto pastel, cagüentó (refiriéndose, con eso, a la magdalena ofrecida con cariño y savoir faire pero sin té) en el que el personaje principal, Jorge Bixoloco Hernández experimentó —al igual que el narrador proustiano— una regresión manifestada por la continua repetición de la litanía infantil «no quiero, no quiero, no quiero mamá». Las conclusiones del ensayo (de próxima publicación en este blog), sugieren que el rechazo del paciente se debe a un error puramente técnico o como al autor place afirmar, «logístico», a saber: la falta de un líquido caliente con el que tragar más fácilmente el producto pastelero. Sin embargo, como el mismo autor subraya, es indudable el éxito, aunque parcial, del experimento ya que la sobrevenida regresión del paciente se debe no tanto al wording empleado (Cómete ese puto pastel, cagüentó) como a la presencia de la magdalena y a su poder evocativo que, en determinados casos, no necesita la ingesta de la misma. (En la fotografía que aparece a continuación, el equipo del Doctor Prada al completo).

El posterior ensayo clínico, sin embargo, realizado siempre en Amsterdam, pocas horas después de este primer experimento, por el Exc.mo Prof. Doc. Quique Del Belda, demostró la existencia de unos muy peculiares poderes paranormales con los que estarían dotados los habitantes de Taiwán: la tesis mantenida por Del Belda se apoya en una deducción casi sillogística: «Si en Taiwán lo duplican todo, en Taiwán se duplican también a sí mismos».

(continuará)