LISBOA 2007 – ¡POR FIN!

Parecía que no iba a llegar, que este año no se repetiría la convocatoria, que el Proyecto Ámsterdam no tendría continuidad… pero no ha sido así; y desde aquí quiero agradecer públicamente a un par de personas sus ganas, sus ideas, sus ilusiones y su amistad para emprender este nuevo proyecto: LISBOA-LA GRAN PETACADA. Gracias Antuán; Gracias Emi.
Las comparaciones son odiosas y por nada del mundo me gustaría que los que vamos a repetir convocatoria intentáramos buscar similitudes entre Ámsterdam y Lisboa, entre Países Bajos y Portugal, entre los bares de un sitio u otro, las gentes, las calles, etc. Lo único igual son las personas, y ésas, ya sabemos cómo son: de puta madre.
A las que se incorporen, que espero sean muchas, sólo decirles que vayan con la mejor de las predisposiciones, que se olviden de todo durante un par de días y que tengan sólo una consigna en mente: PASÁRSELO EN GRANDE.
Un saludo a todos.

Ya se enviaron las invitaciones

Bueno, Nenas y Nenos, os hemos enviado los correos con las invitaciones. Os lo dije:

¡ya somos 15!

Ahora todo está en vuestras manos. Los que quieran participar en el blog, basta que lo digan: os enviaremos una invitación, el login y la password y… ¡ya está!

Esperamos veros (a los viejos y a los nuevos) en el centro de la Plaza del Comercio, a las ocho y media, el día 30 de diciembre. En Lisboa.

Besos a todos.

Crónica de una Petacada anunciada

Todo esto pasó en Ámsterdam 2006. Os lo cuento otra vez, para que en Lisboa estemos los mismos y más, muchos más.

Besos a todos.


David dijo que había visto una Gran Sonrisa andando por la calle.

Diana dijo que también ella la había encontrado, que había encontrado muchas


sí, eso era, muchas más…



y que la había invitado a tomar una tónica, pero que la Sonrisa le pidió que sacara la ginebra, por favor, que hay que brindar. Prada intentó convencernos de que el pastel que llevaba a hombros era un loro taiwanés disfrazado que sabía decir «Quique, cómete el pastel».

Gasch le pegó un mordisco al loro, pensando que era un pastel, y el loro le quiso castigar, diciéndole «Parirás con olor» y Gasch entendió «dolor». Antonio se rió y dijo que qué guapa.


Algún literato dijo que había habido una especie de suspensión de la incredulidad, como cuando abres un libro, y los demás se lo creyeron. Al Bebo le dijeron que estaba bueno, pero él no se lo creyó. Asun dijo que tenía sed, abrió la boca en una gran sonrisa sedienta y entonces empezó a llover agua feliz. Jorge dijo que esa agua lavaría todas las plagas de Almería. Alguien vio a Pestañitas hacerle cosquillas en los labios a la Gran Sonrisa. Quinti monologueó delante de la Gran Sonrisa y le preguntó que si estaba capacitada para aquello y que dónde se había sacado el diploma. Antonio se rió y dijo que qué guapa. Minerva dijo «No me lo creo», y luego se lo creyó. Cuando Belén vio a la Gran Sonrisa, dijo «Pero, entonces, ¡existes!» y se desmayó. Eva, sonriendo, dijo algo que nadie entendió, aparte el taiwanés, que habla chino. El taiwanés dijo «Hola, me llamo Frank, pero mi nombre es ******» y nadie le entendió, aparte Eva, que seguía sonriendo. Sara viajó 58 veces dentro de cada uno y salió oliendo un poco pero de la mano de la Gran Sonrisa. Hans dijo «¡¡Sexo!!». Brinker cantó «Cumpleaños feliz». Aurora dijo que el alba es más alegre que el ocaso, que es más cálido que su hermana, Boreal, que es muy fría pero que en el crepúsculo se calienta, la muy cachonda. Antonio se rió y dijo que qué guapa. El Bebo encendió la luz de la 127. Honorio la apagó y nos tocó a todos. Cuando empezó a llover yo también bebí, y me quise mucho. Llevaba tiempo sin hacerlo.

…………………………

Espero veros en Lisboa. Recordad: 30 de diciembre, Plaza del Comercio, 20:30 horas.